Llega un momento en la vida de algunas de nosotras en que por decisión -a veces propia, otras por necesidades de nuestros hijos- dejamos la vida laboral cuando son bebés o todavía pequeños. Desde ese momento la maternidad se convierte en nuestro trabajo de tiempo completo.
No estamos aquí para juzgar a nadie, habrá a quien esta decisión le venga muy bien y esté muy contenta y, quien no se sienta tan afortunada. Hay también muchísimas mujeres que simplemente no tienen la opción de dejar de trabajar y permanecer tiempo completo con sus hijos, aun deseándolo pues significa tener que dejarlo a sus pequeños al cuidado de alguien más porque necesitan el ingreso que les da su trabajo. Algunas otras eligen combinar ambas actividades e inmediatamente después de su incapacidad por maternidad se reincorporan a su vida laboral.

Tanto trabajar como dedicarse al cuidado de los hijos tiempo completo representan diferentes retos como mujeres, como profesionistas y como madres. Ninguno más fácil que otro, simplemente diferentes. Sin embargo, tanto Dany como yo fuimos de esas mamás que durante muchos años nos dedicamos 100% a la familia. Hemos compartido cómo a las dos nos llegó un momento en que ambas sentimos que ser mamás ya no era suficiente. Coincidimos en que cuando nuestros hijos dejaron de ser chiquititos y ya teníamos más tiempo en la mañana, necesitábamos hacer algo que nos llenara no como mamás sino como mujeres. Fue ahí que cada una en su momento retomamos los estudios y posteriormente fuimos regresando a la vida laboral.

Esta necesidad de regresar a la vida profesional la compartimos no sólo Dany y yo sino muchísimas mujeres que durante un largo periodo nos dedicamos a la familia al 100% y de pronto vemos que tenemos más tiempo disponible, ganas de seguir creciendo y nutriéndonos como mujeres independientemente de nuestro papel de madres.
Y es que llega un momento en que parece que ¡SER MAMÁ NO ME BASTA!, sentir esto puede generar mucha culpa, porque en esta sociedad todavía recibimos creencias tan absurdas -pero que llegamos a asumir como verdaderas- del tipo “como mujeres necesitamos un hombre para sentirnos realizadas y completas”, “si quieres a tu familia no te cansarás de ella y será suficiente porque eso te hace una buena madre”. Es casi como si ser profesionista y trabajar es adecuado en lo que llega lo que será tu verdadera y única realización: tu pareja y tus hijitos. Nos creímos el cuento de hadas de Disney, esos en que la princesa solo espera ser rescatada por un príncipe y vivir feliz para siempre.
Puede ser que nos sintamos así por un tiempo y es increíble, quienes tuvimos la fortuna de poder elegir libremente si queríamos seguir trabajando o hacer una pausa para dedicarnos tiempo completo a nuestra familia sabemos que es un privilegio y atesoramos los momentos vividos durante esa etapa. Por esto mismo nos llega a dar más culpa sentir que ser “solamente mamás y esposas” ya no es suficiente, ya no nos llena como antes, probablemente nos empezamos a sentir aburridas, irritables, etc.
Creo que el problema es justamente que dejamos de vernos como mujeres, valorarnos más allá de nuestros papeles como mamás y esposas. Es tan demandante cuidar bebés que nos olvidamos un poco – o quizá bastante- de nosotros y, cuando nos vemos con ese tiempo libre es cuando llega el vacío, la insatisfacción, la incomodidad y la pregunta ¿qué más hago? Porque además caemos en cuenta que nuestros hijos van creciendo y va a llegar el día en que se vayan. ¡Qué susto! ¿Qué va a pasar conmigo cuando eso suceda?

Me parece que lo primero que toca es poder sentir esa incomodidad y ese vacío, definitivamente no tratar de adormecerlo ni con medicamentos, sustancias, compras o amantes. No se siente bonito pero esa incomodidad, esa sensación displacentera es la que nos va a llevar a movernos de lugar, a buscar algo que nos vuelva a ilusionar, que nos vuelva a completar, algo sano que nos saque de ahí, que complete nuestro sentido de vida.
Es imprescindible quitar la culpa por no sentirnos tan completas como antes con solo ser mamás, reconocer que antes de ser mamás fuimos mujeres y que ser mamás nos completó una parte, pero de ninguna manera tiene porqué anular todo lo demás que somos. Una vez que quitamos la culpa y reconocemos que es muy válido querer seguir creciendo como personas toca reconocernos, investigarnos, actualizarnos no solo profesionalmente (eso viene después) sino personalmente. Toca voltearnos a ver y hacer uno o varios ejercicios de introspección para aclarar si lo que nos gustaba antes nos sigue gustando. Si las experiencias que hemos tenido nos han abierto nuevos intereses, gustos o aficiones. Es muy común en las mujeres que todos los cambios que experimentamos, la gente nueva con la que nos relacionamos, la misma maternidad nos lleven a descubrirnos buenas para algo que no sabíamos que lo éramos, o a descubrir nuevas alternativas, opciones e intereses que antes no teníamos y que probablemente no tienen que ver con la carrera que estudiamos o a lo que nos dedicábamos antes.
Ahí empieza un nuevo camino. Ya que tenemos una idea de por dónde queremos hacer algo, es muy importante empezar a actualizarnos profesionalmente, quizá estudiando algo durante los periodos que tenemos libres una o dos mañanas, tomando algún curso (hay una enorme variedad tanto presenciales como en línea, los hay gratuitos y de todos precios para ajustarse a diferentes presupuestos). Suena fácil, sin embargo, cuando ya estamos ahí aparecen miedos, algunos que quizá ya estaban presentes. Miedos e inseguridades como “hace tanto que estoy fuera que quién me va a contratar”, “ya no estoy actualizada en tecnología como las nuevas generaciones”, “no me siento suficientemente capaz”, “estoy grande para empezar desde cero”, “me va a llevar demasiado tiempo encontrar trabajo o poder hacer de mi afición un negocio”, “me va a quitar mucho tiempo, descuidaré a mis hijos y son mi prioridad”, etc. Miles de pensamientos que no nos permiten avanzar y que nos boicotean.
Cada vez somos más mujeres que nos apoyamos unas a otras, han surgido infinidad de grupos en redes sociales que hacen comunidad sobre todo tipo de temas de interés. Existen también empresas como Zona CV que se dedica entre otras cosas a dar asesoría a mujeres que buscan reintegrarse a la vida laboral o iniciar su propio emprendimiento. Esta empresa surgió como respuesta la necesidad de combinar de forma más equilibrada la vida familiar y profesional de dos mamás y amigas que además tuvieron la inquietud sobre su futuro cuando sus hijos crecieran.
Así es que en De Mamás a Mamás queremos decirte que es perfectamente normal sentir que ser mamá no basta, no te quedes con el vacío, cree en ti, confía en ti; ábrete a posibilidades e incluso, cuando te cueste mirar tus virtudes y capacidades háblale a tu mejor amiga, ella seguramente ve en ti lo que hoy todavía no alcanzas a ver pero que irás recuperando. Se trata de seguir creciendo como personas, sabemos que aun si decidiste quedarte como mamá de tiempo completo los hijos crecen y, la cantidad de tiempo que te van necesitando va siendo menor hasta que vuelen, pero tu vida va más allá de tus hijos, es mucho más amplia que ser mamá. Rodéate de gente que te ayude a conseguir tus sueños, establece metas, no tienen que ser enormes sino alcanzables para que no te frustres a la primera, busca ayuda, avanza poco a poco que no importa la velocidad que lleves un paso adelante siempre será adelante.
MARY CARMEN CERVANTES
FEBRERO DE 2022